PREMI LITERARI “TINTABLAVA” 2021
PER A JOVES DEL PRAT
PATROCINAT PER amb la
col·laboració de
X CONCURS LITERARI DE MICRORELATS
PRIMER PREMI
Títol: Llum incrustada
No podia més. Tot era
fosc, a totes hores, excepte a les 17.32, quan es veia un raig de llum en la
foscor que durava tres segons, un raig de llum que l’impulsava endavant. Estava
sol, com sempre, i tots els dies es despertava amb un únic propòsit: veure com
la foscor s’aclaria uns segons. Va començar a donar cops, les mans li suaven.
Cada vegada els cops estaven carregats de més força i ho va aconseguir, aquell
dia sí, va obrir la porta de bat a bat a bat, va sortir de l’Armari.
Autora:
Ahinara PÉREZ RUÍZ
16 anys
Institut Salvador Dalí
SEGON
PREMI
Títol: Proverbios
28:13
Nací para ser, pero por desidia
solo existí. Mi avaricia me hizo ansiar un algo, pero nunca supe qué o cómo
hallarlo. Mi soberbia me obligó a sentirme el centro de la creación, pero no
fui nadie. La perfección pareció hecha a mi medida, mas me conformé de retazos
imperfectos. Me enfureció nadar en el océano de la mediocridad, pues no le temí
al éxito. Comí sin hambre, no aspiré a controlar mi lujuria infinita y ahora
envidio a la mujer sobre la barca mortuoria. No fui yo, fue cosa de los siete.
Autor: Jose PASTOR
BENKOUBAA
17 anys
Institut Ribera Baixa
TERCER
PREMI
Títol: Reflejo
Me miro al espejo y no veo
preocupaciones, me miro al espejo y veo lozanía, me miro al espejo y veo la
perfección, me miro al espejo y me siento poderosa, me miro al espejo y noto la
madurez, me miro al espejo y tengo ganas de vivir, me miro al espejo y comienzo
a dudar, me miro al espejo y ya no es lo mismo, me miro al espejo y comienzo a
añorar, me miro al espejo y me siento sola, me miro al espejo y...
Autor: Cristian HERALTA BURDALO
17 anys
Institut Ribera Baixa
VIII CONCURS LITERARI DE POEMES
PRIMER
PREMI Títol:
Paseo por el acantilado, Monet
(Estancia)
El aroma de las flores del brezo,
del senecio lanudo;
la brisa del mar, en el rostro fría,
levanta en el agua destellos de luz,
topacio y turmalina.
Blanco abismo bajo verde felpudo,
sin lugar al bostezo,
con reflejos del sol al mediodía,
es pared vertical, testigo mudo,
cuando irrumpen con paso torpe y seco
jóvenes pálidas con sus sombrillas,
acercándose a ese acantilado
mirador de los veleros y escudo
de un mar arrebatado.
Autora:
Íngrid GENÉ RODRÍGUEZ
17 anys
Institut Baldiri Guilera
SEGON
PREMI
Títol: Què
som si no cendra?
No som
fins que la mort ens toca.
Fins que
no patim la por de viure.
Som foc i
pols, el final de les llums,
nombres
perduts entre fines flames.
No som
fins que l'amor ens toca.
Fins que
un t'estimo ens fa viure.
La
llibertat de volar papallones,
raig de
sol que crema al fill de fulgor.
No som
fins que sentim,
Fins que
la vida flameja,
Fins que
fa mal i s’està bé.
Autora:
Arianne ALVARADO ACEITUNO
17 anys
Institut Salvador Dalí
TERCER PREMI Títol:
Barcelona
Plazas y callejones carismáticos,
No hay recodo que haya sido olvidado.
Barandas de piedra y hierro forjado,
Adornan balcones, cornisas y áticos.
Coleccionando ángulos poemáticos
Peripatéticos que la han amado,
Pasean sobre el jardín empedrado,
que oscurece laberintos cromáticos.
Mosaico de étnias, voces y tejados.
Destellos en las alfombras de asfalto.
Aromas en el aire entremezclados.
La cubertería tintinea alto,
Esmeraldas y rubíes alternados,
Se oye en el Liceo voz de contralto.
Autora:
Lídia GENÉ RODRÍGUEZ
17 anys
Institut Baldiri Guilera
IV
CONCURS LITERARI DE RELATS SOCIALS
PRIMER PREMI
Títol: Campo de batalla
Escucho, una vez más, el habitual jaleo de
los vecinos de abajo y espero recibir esos cuatro toques rápidos en la puerta
como señal para abrir y verlo con mil lágrimas desesperadas en los ojos y la
notable necesidad de un gran abrazo que le haga olvidar. Cada vez que en casa
de Iván llueven objetos y palabras destructivas, sube a mi casa y llora hasta
quedarse seco. Hablamos en mi cuarto y, a veces, cuando está muy asustado, se
queda a dormir en el sofá para no tener que volver a ese campo de batalla. Eso
último siempre le trae problemas.
La primera vez, yo solo había bajado para
preguntarle por los deberes de inglés, pero me lo encontré con la marca rojiza
de un bofetón en la cara, los ojos hinchados por las lágrimas y a su madre
recogiendo fragmentos de cristal de la alfombra mientras su padre le gritaba
descontrolado. Cuando procesé la escena, me invadió el pánico. Agarré su muñeca
arrastrándolo al rellano y cerrando la puerta tras nosotros. Nos sentamos en
las frías escaleras. Nos rodeó un extraño silencio que rompí con una pregunta.
¿Qué acababa de pasar? No pudo contenerse más, estaba temblando. Las palabras
salieron de golpe como una tormenta de lamentos.
Cada vez que se repite la situación me
siento más y más frustrada. Por no poder cambiar lo que pasa justo bajo mis
pies, por no poder hacer nada por Iván salvo darle la certeza de que, conmigo,
está a salvo y que, cuando necesite escapar de esas cuatro paredes que le encogen
el corazón, yo lo acogeré y lo escucharé.
Esta vez es distinta. Cuando él se queda
dormido, decido buscar en internet, por enésima vez, desde que lo conocí a él,
a quién acudir si te encuentras en una situación de violencia doméstica. Sé
perfectamente que Iván no quiere contárselo a nadie. Teme por su madre, por lo
que le pasaría si su padre se enterase, pero no puedo permitir que sigan así.
Marco el número de la policía, pero los remordimientos no me dejan llamar.
Vuelvo a mi cama e intento dormir. Antes de que el sueño me absorba me pregunto
cuánto tardará Iván en rendirse.
Autora:
Marta ASENSIO GONZÁLEZ
15 anys
Institut Salvador Dalí
SEGON PREMI
Títol: Brisa
del olvido
—“¿Cómo…”—
Las vivencias que traen las nubes me incitan a dejar
de someterme al viento. Un dibujo bajo el cual reinan las palabras “no me
olvides” es mi único recuerdo por ahora. En él aparece una hermosa niña de pelo
rubio que se deja llevar por la brisa. Esa chica me hace reflexionar, pero se
marcha acompañada de una ráfaga de nostalgia. Sigo sin poder pronunciar la
palabra que ronda mi mente durante este infinito huracán.
Una nueva imagen aparece. Me encuentro en un verdoso
jardín, y una de las hermosas flores que lo pueblan se postra ante mis ojos. Es
de un color azul recuerdo, con un centro amarillo que rememora los tiempos más
alegres. La sujeta un anciano con mirada comprensiva. Además, transmite una
extraña sensación que compunge mi corazón y no soy capaz de definir. De
repente, la palabra “nomeolvides” invade mi ser. Ojalá poder retenerla hasta el
punto de comprenderla. Mientras pienso en esto, el hombre me deja sola y ya no
tengo constancia de haberme topado con ninguna flor de un color más azul que
los recuerdos vacíos. Ese ignoto vocablo se mantiene ausente. Tendré que
esperar a que me lo traiga el viento.
—“…me…”—
Las criaturas juegan, y yo las observo sonriente. Un
balón naranja que trae consigo momentos en los que yo llevaba las riendas del
viento se acerca, y uno de los jóvenes me pide que se lo lance. Pero antes de
hacer realidad su deseo la brisa me ha transportado de nuevo a lo que ya
interpreto como mi casa. Es una morada indescriptible porque no encuentro
palabras con un significado, por lo que decido olvidar y tratar de renovar mi
mente con nuevas vivencias. Pero no las encuentro. He llegado, seguramente no
por primera vez, a un punto muerto. La brisa se detiene y visualizo un futuro
rojo. Ese color me avisa del peligro que comporta quedarse en blanco. La paleta
de colores que hasta ahora pintaba mi existencia se diluye. Y, de golpe, un
fondo negro.
—“…llamo?”—
He oído algo. Una pregunta que puede darme la
respuesta. En una simple brisa pasan la niña rubia, el anciano, los jóvenes.
Parpadeo y se van, pero pretenden algo. Tal vez el propio viento ha querido
devolverme una sensación que no sé definir, pero sé interpretar. Ahora estoy
devolviendo el balón a los niños. Giro la cabeza y estoy enmarcando una obra de
arte, miro mis manos y encuentro un anillo azul en mi dedo. El huracán colapsa
hasta que, quizás por última o quizás por primera vez, algo retumba dentro de
mí.
—Diana—pronuncio sin saber cómo. Unos gritos de
euforia que no alcanzo a comprender llenan un sitio que el viento convierte en
desconocido. La palabra se va, tal vez para no volver. El dibujo se rompe, la
flor se marchita, los niños pierden el balón. En un momento de lucidez, el
timbre de una de las escandalosas voces me resulta familiar. Pero ha sido un
mero destello que ha alumbrado por un momento la paleta de colores. Los
recuerdos han muerto… La brisa se los ha llevado…
Nomeolvides:
género de plantas que simbólicamente se conoce como “flor del amor eterno”
Autor: Héctor LIDÓN
RODRÍGUEZ
17 anys
Institut Estany de la Ricarda
TERCER PREMI
Títol: Sí
quiero
“¡Maya, date prisa
que llegamos tarde!”
No contesto. Me mantengo en silencio.
Rara vez me he visto vestida de un color tan puro y elegante como el blanco.
Sostengo con fuerza un ramo de lirios, mis favoritos. Me hayo en una habitación
iluminada tenuemente. Hace rato que contemplo mi reflejo en el espejo. Un
rostro triste y sin alma se dibuja en él. Mis ojeras quilométricas han pasado a
tener un color preocupante. Una lágrima se desliza por mi mejilla lentamente.
Intento tranquilizarme. Expulso el aire contenido en mi pecho.
Oigo los pasos de mi madre que se acercan. Me
sereno rápidamente. Entra resoplando:
“¿Hija, que haces así aún? Nos están esperando.”
Con sutileza, aplica colorete a mis pálidas
mejillas. Seguidamente, me trenza el pelo como hace siempre. No la miro, aunque
intercambio algún que otro monosílabo. Hace tiempo que mi madre no es la misma.
La mujer a la que miro no es aquella que me hacía reír y me leía historias
antes de dormir. De su boca no sale más que la misma frase una y otra vez: “Es
por el bien de la familia”. Me siento indefensa y sola. Soy incapaz de
articular palabra y dejo que las suyas se conviertan en eco. Levanto la mirada
y me fijo que hay una estantería, la única de la habitación, polvorienta y
devorada por la humedad. En ella hay tres libros. ¡Ay que haría yo sin mis
libros! Mi refugio, donde el tiempo se detiene y todo es idílico. Mi escudo
contra la ignorancia. Un mundo paralelo. El faro de mi vida. Pero todos esos
pensamientos se desvanecen rápidamente cuando la puerta se abre de golpe.
Es
la hora.
Mi
madre me coge del brazo y juntas salimos de aquella habitación. Echo una última
mirada a mis libros, a los que nunca volveré a ver. La melancolía y la pena
inundan mi alma. A dos metros hay otra habitación más amplia. Las puertas están
abiertas de par en par. En la entrada hay una gran multitud. Simultáneamente,
se giran hacía mí y me abren paso. Una vez dentro, un escalofrío recorre mi
cuerpo. Miro a mi alrededor. A mi derecha, mi familia, a mi izquierda, nada más
que un grupo de gente desconocida que me mira con desprecio y suspicacia. Pero
lo que de verdad importa, se halla al final del pasillo, en el altar. El miedo
se apodera de mí. Allí estaba él, alto, delgado, sereno y confiado. Su pelo
alborotado y peinado hacia un lado le delataba. Una abundante barba y mal
cuidada tapaba gran parte de su cara. Iba trajeado con una corbata roja.
“Sí
quiero.”
Tras
musitar aquellas dos palabras que me harían su futura mujer, mi vida de niña
inocente, pasaba a estar a merced de un hombre totalmente desconocido que me
triplicaba la edad, convirtiendo mi vida esclava en un completo infierno sin
fin.
Autora: Anna
RODRÍGUEZ VALERO
16 anys
Institut Salvador Dalí
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada